domingo, 29 de octubre de 2017

Una noche de recuerdos

Justo hoy impregné mis ojos con aquellos recuerdos, buenos y malos recuerdos, que nunca olvido y tampoco niego, porque hacen parte de los cimientos sobre los que he edificado un gran futuro. A veces desearía no haberme equivocado tanto, no jugar con el destino, no devaluar mi propia vida por alguien que no valía la pena, pero fue necesario caer hasta lo más bajo para poder abrir los ojos luego de haberme inundado en llanto. Ser vulnerable no es malo, tiene su lado positivo y está en el aprendizaje constante. Entregarse con el corazón abierto tampoco es malo, todo lo contrario, no hay mejor sensación que aquella que sientes al brindar todo lo mejor de ti a una persona que ha valido la pena, así como el esfuerzo y la perseverancia. De todo eso se aprende, de las caídas y de las subidas, motivo por el cual no me quejo de mi pasado, y quizás me avergüence, pero son todas esas experiencias las que me han vuelto un mejor hombre, que aún espera la persona indicada para entregarle este mar de emociones, sin reprimir el más pequeño sentimiento que me pueda inspirar...

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