sábado, 21 de abril de 2018

Pensando en ella

Pasadas las diez de la mañana me dirigía a la oficina en el segundo piso, apresurado e impaciente por el trabajo, con mi conciencia dormida y mi mente activa, pero con pasos lentos buscando la calma del ambiente silencioso del lugar. Caminé solo un poco y la encontré sentada fuera del edificio, me saludó con una gran sonrisa y un hermoso brillo en sus ojos, llenándome de alegría el alma hasta exaltar mi corazón. Seguí mi rumbo y luego de recoger mis cosas partí hacia mi casa muy lentamente sobre dos ruedas, con música suave y de tono romántico. El ruido de los carros se apagó por un instante y el sonido de su voz se convirtió en la melodía más hermosa de esa radiante mañana. Llevé conmigo una sensación a lo largo del camino, sonreí un par de veces recordando cada sonrisa que había visto nacer en su rostro, su manera eufórica y alegre de asentir, cada detalle que hace parte de su naturaleza, inspirándome una ternura similar a la que sientes cuando encuentras a una persona realmente especial...

Horas después salí de mi hogar a comprar algunos víveres y encendí nuevamente la música, saltando de canción en canción hasta encontrar una que expresara ese complejo sentimiento que me llena de calma, y volviendo a pensar en lo hermosa que es, en el brillo de sus ojos, en su sonrisa, en todo lo que la hace incomparable. Regresando de mi travesía, me acosté en mi cama y busqué conciliar el sueño, pero un sonrisa imprevista volvió a salir entre mis labios debido al mismo sentimiento que me acompañó desde la mañana, y que aún me llena sin poder (ni querer) mitigar el efecto que causa en mi corazón...

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